La verdad, es de un diseño creíblemente ingobernable, donde, ni la audacia, ni la fuerza, ni la inteligencia del más sabio, pueden cambiarla, mucho menos, disolverla, no habrá que buscarla en ninguna
parte, si miramos el entorno del metro
cuadrado que nos circunda y con nuestros sentidos funcionando indagadores, la percibamos…M.V.G.